1 de agosto de 2007

Cançado Trindade, ¿se trinca la democracia?

El comienzo de este blog tiene como raíz una discusión en un blog amigo:
Gustavo Arballo, hizo un excelente análisis sobre la Corte IDH y C lo comentó, sin poner su nombre pero Dupin, luego y sin saber que C se trataba de su próximo compañero bloguero también dejo su comentario. Al otro día, C, dice: “che, era yo el del Blog de Arballo”.
Bueno, esta anécdota nos trae a nuestro próximo post. El sistema Interamericano de Derechos humanos y la legitimación democrática.

El sistema Interamericano de Derechos Humanos fue y es un gran avance para el cumplimiento de los deberes estatales en los temas referidos a las violaciones de derechos humanos pero desde cierta parte de la academia se lo considera antidemocrático o en el mejor de los casos, con un déficit democrático.
La tensión que encuentran, los que llamaremos demócratas radicales, y califican de contramayoritaria, se centra dentro de otras cosas en que un tribunal que se encuentra en el exterior (no por ello suscriben a una idea antigua de soberanía), cuyos miembros no son elegidos por el pueblo- al igual que todo el Poder Judicial pero con menos cercanía-, no pertenecen a la cultura ni viven las consecuencias de sus sentencias, pueden declarar por ejemplo que una norma dictada por la mayoría en el parlamento es violatoria de los derechos humanos, inferir que el Estado no tiene una política pública en algún tema específico y que por ello es responsable, o en otro sentido, puede condenar en sumas de dinero a reparar una determinada violación.
Es importante destacar que en muchos casos, estas facultades solo recaen en manos de los poderes políticos y ni siquiera pueden ser revisadas por el PJ (aunque esto tal vez esté cambiando de a poco).



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5 comentarios:

Dupin dijo...

Castel, tus críticas pueden ser trasladadas -con diferentes matices que, en el caso, son irreelevantes- todo órgano jurisidiccional.
Me parece que un punto uinteresante respecto a los límites de la teoría contramayoritaria es el q plantea Courtis en un paper llamado "Reyes desnudos" (está en un compilado en homenaje a Marí) donde sostiene la idea de que en el marco de una crisis institucional como la que sufre Argentina -y prácticamente todo América Latina- la "idea" del poder contramayoritario debería ser reanalizada.
Bueno, la sigo después.....
abz

Damián dijo...

Mi querido amigo,
sin duda que puede ser trasladada a cualquier ámbito jusrisdiccional. Pero en este caso se ve más agravado porque Como dice Malamud Goti (aunque para los tribunales ad hoc) estos tribunales "desde afuera" tienen menos legitimidad que los "desde adentro" ya que estos últimos pertenecen a la misma comunidad.
Por otra parte, por ahí podría compartir lo que dice Courtis pero en forma más pragmática, no teórica...la seguimos!

gA dijo...

Yo creo que son órganos jurisdiccionales muy distintos, desde el mismo momento que tienen el filtro de la OEA en lo que llega a juicio.

Por otro lado, si nos adherimos a una teoría mayoritarista, el camino para cualquier Estado soberano es claro: denuncia el tratado, hace las valijas y se va del sistema.

Finalmente, el título de este post es más que un juego de palabras. Cançado Trindade, con su manía de hacer votos propios y más ambiciosos, demasiado dogmáticos y con mucho obiter, no entendía, para mí, cuál es el rol institucional de un tribunal supra. De todos modos, la Corte Interamericana sí lo hace, y es muy cauta en adoptar un talante activista o de adoptar estándares rígidos para los Estados parte.

Damián dijo...

Gustavo,
Retirarse del sistema no es tan fácil para un Estado. Más allá que dentro de sus potestades soberanas lo puede hacer, las consecuencias internacionales, en muchos casos- claro, salvo USA- pueden ser terribles. No es casualidad que no existan muchos Estados incumplidores de sentencias. El escrache internacional, es bien temido.

Anónimo dijo...

La mayoria de las sentencias, al menos de CIDH nunca se cumplen y tampoco son muchos los casos de denuncia (retirada) de tratados....(y ni hablemos de USA que no es parte en ninguno..voluntad! ja!)
Creo que es mas conveniente para los Estados incumplir sentencias y soportar una moderada presion a largo plazo de la comunidad internacional, que retirarse abruptamente del "pacto contra la eliminacion de todas las formas de discriminacion racial", donde seguro el impacto sería directo y bullicioso.. mientras que determinar el incumplimieto de una sentencia en el ámbito internacional esta llena de ribetes burocráticos, informes, visitas , años..blabla.....
iru